Cerrando filas: ¿Cómo adaptarme al cambio?

Cerrando filas: ¿Cómo adaptarme al cambio?

Cerrando filas: ¿Cómo adaptarme al cambio?

Hemos comentado que lo único que permanece es el cambio y es el
requisito para evolucionar y transformarnos, no hay de otra. La vida no
siempre sigue el guion que imaginamos. A veces, cambia de dirección sin
previo aviso, nos pone a prueba, nos mueve el piso… y ahí, justo ahí, es
donde surge una de nuestras mayores fortalezas: la capacidad de
adaptarnos sin perder nuestra esencia.
Adaptarse no es rendirse. Es aprender a bailar con los nuevos ritmos de la
vida, aunque la melodía sea distinta a la esperada. Es mirar de frente al
desafío, sacudirse el polvo y seguir, con el corazón intacto y la mente
abierta.
Las personas que florecen en medio de la incertidumbre no son las que
nunca caen, sino las que aprenden a levantarse con más sabiduría cada
vez. Son quienes transforman los tropiezos en lecciones, y las lecciones en
impulso.
Quien se adapta no renuncia a sus sueños: renueva sus estrategias, ajusta
sus pasos, y sigue caminando con la mirada fija en lo importante. Porque
entiende que cada contratiempo puede ser una puerta disfrazada, y cada
obstáculo una oportunidad para crecer.
La vida premia a quienes no se aferran a cómo deberían ser las cosas,
sino a quienes son capaces de evolucionar con lo que es, sin perder la fe,
sin perderse a sí mismos.
Ahora bien en la otra dimensión igual debemos señalar que las
organizaciones tienen el compromiso de incorporar e inducir la adaptación
como un valor dentro de su cultura organizacional, y desarrollar la
capacidad de adaptación, mediante el ejercicio de búsqueda de nuevas
soluciones, impulsando la creatividad y la innovación, en este sentido los
grupos de trabajo son precisamente el medio propicio para desarrollar esa
capacidad de adaptación deseada, aceptando la nueva realidad,
explorando, analizando investigando y probando nuevas formas y modelos
de relación con todas las partes denominadas stakeholders, clientes,

empleados, accionistas, proveedores, considerando que todos formamos
parte de un ecosistema que interactúamos dinámicamente cambiando las
reglas y cuestionando y/o validando permanentemente nuestras creencias,
es la única forma de evolucionar y transformar nuestro modus vivendi
saliendo de nuestra área de confort. Recordemos que una ventaja
competitiva en los negocios es la velocidad de responder ante los cambios
de nuestro entorno.
Tú eliges si el cambio será un enemigo… o el inicio de tu próxima gran
versión.
Reconocimiento al coautor de este artículo a nuestro compañero y colega
Sergio Uribe.

Alejandro Huerta
[email protected]

Director General de Valuación Estratégica. Especialista consultor en gestión del Capital Humano.

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